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Posible impacto de la información oficial por pandemia COVID-19 en la población mexicana


Con el fin de concebir soluciones durante la actual contingencia provocada por COVID-19, es necesario exponer las diferentes formas en que podría explicarse el fenómeno. El objetivo es claro: evitar el coste de medidas que resulten al mismo tiempo, perjudiciales para la salud y la actividad económica de nuestro país.

Nos preocupa la exposición sesgada y parcial que podría generarse a partir de la muestra estadística presentada por la Secretaría de Salud en el Comunicado Técnico Diario, que en lo referente al listado de defunciones positivas y al “Mapa de México con los casos confirmados, negativos y sospechoso a COVID-19”, no especifica que se trata de una muestra estadística que desestima pruebas masivas.

El problema de un posible manejo político de las cifras reales es que médicos y científicos no son capaces de distinguir la variación en el tiempo de la curva de crecimiento y por tanto, la toma de decisiones efectivas se vuelve lenta.


"Tenemos un mensaje muy sencillo para todos los países: pruebas, ‎pruebas, pruebas"

A pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda hacer pruebas a todos los casos sospechosos y a los contactos ‎de los casos confirmados -si presentan síntomas de COVID-19- , México es el país con el mayor número de habitantes (126.6 millones de personas, según el Inegi), y con el menor número de pruebas en América Latina.

Según el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, ciertas medidas podrían generar una sensación de “falsa seguridad”. Un ejemplo puede ser el uso de cubrebocas, recomendado en muchos países como una medida auxiliar de prevención. No se menciona que el uso sesgado de información vital, como podría suceder con el Comunicado Técnico Diario, podría estar generando otro tanto.

Progresión geométrica

Algunos fenómenos, como es el caso de una pandemia, pueden ser descritos por un crecimiento exponencial.

Para calcular la progresión, se recurre a un factor reproductivo que representa el número medio de contagios propagados por cada persona contagiada. Este número tiene que ser mayor que 1 para llamarle epidemia y cuanto mayor es, más preocupante es la epidemia. 

Este factor es útil porque ayuda a comprender la transmisión de una enfermedad, también porque el sector público encargado de la salud puede elaborar estrategias más eficientes para mitigar sus consecuencias  y porque en algún punto, la mayor parte de las personas diagnosticadas sanarán, serán inmunes o inmunizadas mediante vacunas. 





¿Cómo funciona el factor R0?

R0 es el término que representa cuán intensa puede ser la reproducción de una enfermedad y puede definirse como el número de casos promedio, que van a ser causados por una persona infectada durante el contagio.

Durante una epidemia, este número puede cambiar cada día y en cada población anfitriona por una gran diversidad de causas: nutrición, enfermedades que comprometan su sistema inmunológico, etc. 
Lo importante es entender que existe un número promedio que puede servir como referencia.


El misterioso factor 8.3

El día 8 de abril en conferencia, el Dr. López-Gatell resaltó que la epidemia era “ocho veces más grande de lo que se ve” y para probarlo, usaban un método fundamentado científicamente, establecido desde 2006. Este método era el Sistema de Vigilancia Centinela, que consiste en recopilar información de 475 unidades, de entre todas las unidades de salud.

En un inicio, los casos de importación fueron fácilmente contabilizados y permitió que las autoridades informaran el riesgo real de la pandemia. El dato se registraba en el informe como “Estimados positivos COVID-19”. En la imagen, tenemos el registro de la semana 13 que va desde el 22 al 28 de marzo. Para entonces, se calculaban ya 26,519 casos.

Para ese momento, el factor que relacionaba el número de casos confirmados con los casos estimados es 25.52. Probarlo requiere de un cálculo muy sencillo: 26,519 (estimados positivos)/1,039 (casos reportados) = 25.52.


Por razones desconocidas, la secretaría de salud no utilizó los 26,519 casos y recurrió a la cifra 3,181 extraída de los casos confirmados de una fecha elegida probablemente al azar. Esta cifra corresponde al 8 de abril. El factor entonces sí se acerca muy bien al número 8.3 (8.33).


Si esta cifra no se corresponde con una razón lógica y científica, estamos hablando de un posible problema de salud que las lleva ahora mismo a su punto más crítico, pues estaríamos midiendo con deficiencias el número de casos probables y enfrentándonos sin anticipación a un escenario de alto riesgo. La cifra podría ser hasta tres veces mayor a la estimada por la secretaría de salud.

Una crítica a las cifras oficiales

Si bien las medidas de higiene, el distanciamiento social y otros factores permiten cambios en el impacto de la propagación de COVID-19, es posible recurrir a un modelo sencillo que nos permita pronosticar su avance.

De acuerdo con nuestro monitoreo, se puede hacer un pronóstico con veinticuatro horas de anticipación donde existe un 93.3% de asertividad a 48 días de seguimiento.

Cabe aclarar que solo se ha utilizado la cifra de contagios confirmados en el comunicado Técnico Diario y que a su vez, arroja un factor menor al promedio mundial, un decremento durante los últimos 16 días y un factor promedio que solamente ha tenido un ligero cambio a la baja (1.11). Tomando en cuenta el promedio histórico registrado por la Secretaría de Salud, el factor aumenta a la fecha hasta 1.31.

En ambos casos, antes de concluir mayo, anticipan más de 80 mil casos. Si multiplicamos por 8.3 el número de casos, como la misma Secretaría de Salud sugiere para encontrar el número real, la cifra se vuelve relevante, pero si utilizamos el número adecuado para este tipo de cálculos (25.52), la cifra se vuelve preocupante.




Surgen dudas a partir de estos datos. Hemos visto que el índice de letalidad está aumentando, ¿se trata de un número no considerado originalmente en las estadísticas y que fallecen antes de ser diagnosticados en vida o por el contrario, el número de defunciones es correcto, y por tanto, el número real de muertes por coronavirus podría ser más alto?

Es preocupante porque muchos casos etiquetados como sospechosos son graves, requieren de hospitalización, ventiladores mecánicos o terminan en muerte y el dato suele ser pasado por alto por la opinión pública, además de que alteran el porcentaje de letalidad.

Por último, el sector salud tiene un déficit de camas hospitalarias para enfrentar las etapas más agudas en esta pandemia. Según las evaluaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el país hay 1.5 camas de hospital por cada mil habitantes. Eso arroja un total de 190,500 camas.

Si la progresión no se detuviera sino a finales de mayo, el día 31, de acuerdo con la estimación más conservadora (1.11), habría 610 mil casos. Si multiplicáramos por 8.3 esta cifra, podría haber 5 millones de infectados. En este escenario, como en otros, el número total de camas no sería suficiente, aun con las adiciones hechas por la iniciativa privada.

Tomando en cuenta que la pandemia a nivel mundial ha alcanzado los 105 días, es una probabilidad, aunque es necesario recordar que el número más alto de casos se ha dado en Estados Unidos, con 869 mil, seguido por España con 213 mil e Italia, con 189 mil.

Créditos

Mat. Efraín Vega Landa

LRC. Annel Villalpando Barceinas




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